Según la FAO, de las Naciones Unidas -informa National Geographic-, la desaparición de estos insectos vitales compromete cultivos esenciales y pone en riesgo millones de empleos en sistemas agrícolas y ecosistemas biodiversos

Las abejas, aunque pequeñas, cumplen una función insustituible en el equilibrio ecológico y en la seguridad alimentaria mundial. Su rol como polinizadoras es vital para el mantenimiento de los ecosistemas naturales y para la producción de cultivos que sustentan gran parte de la alimentación humana.
Estos insectos son responsables de la polinización de más del 75 % de los cultivos alimentarios del planeta, según la Food And Agriculture Organization of the United Nations (FAO). Frutas, verduras, frutos secos y semillas dependen de su trabajo para reproducirse con éxito.

El retroceso de las abejas es atribuido a múltiples factores interrelacionados. El cambio en el uso del suelo, que reduce la disponibilidad de flores silvestres, junto con la agricultura intensiva y el uso extendido de pesticidas, han creado un entorno hostil para estos polinizadores. A esto se suman los efectos del cambio climático, la pérdida de hábitats naturales y la contaminación del aire y del agua.
La ausencia de diversidad floral afecta directamente su nutrición y reproducción. El uso de químicos tóxicos altera sus sistemas de orientación y comunicación, esenciales para el funcionamiento de la colmena.
Más allá del plano ambiental, la reducción de las poblaciones de abejas afectaría directamente la disponibilidad, diversidad y accesibilidad de los alimentos. Cultivos como los arándanos o las cerezas dependen de estos insectos en hasta un 90 %.

Si desaparecieran, muchos productos frescos dejarían de cultivarse a gran escala o se encarecerían considerablemente por los altos costos de la polinización manual o artificial.
La FAO advierte que la pérdida de polinizadores forzaría a reemplazar alimentos nutritivos por cultivos básicos como arroz, maíz o papas, empobreciendo la calidad nutricional de la dieta global.
La salud de las abejas es un indicador clave de la salud ambiental y su declive compromete la base de los sistemas naturales y económicos de los que depende la vida humana.
Las abejas no son solo insectos; son guardianas silenciosas de la biodiversidad y de nuestra seguridad alimentaria. Protegerlas no es una opción, es una urgencia global.