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Mynor, el héroe petenero

El 29 de septiembre del año pasado, Mynor Suárez recibió una repentina llamada en su hogar, en el lejano municipio de la Libertad, Petén. las autoridades del Ejército consideraron que Mynor, el Petenero, era la última esperanza para localizar los cuerpos Olga Emilia Choz Ulin, de 38 años, y su hija, Hellen Michelle Mejía Choz, de 14.

Ya habían transcurrido 62 horas de búsqueda pero no encontraban los cuerpos de cuyo vehículo se había precipitado en el hundimiento de la carretera. Sólo quedaban diez horas para sellar el lugar y hacer un monumento en memoria de las féminas, en vista de que la búsqueda era infructuosa.

Los familiares de las dos soterradas lloraban afuera, clamando por alguien que les devolviera los cuerpos de sus seres queridos y darles cristiana sepultura.

 Mynor, el Petenero, se presentó al lugar y aplicó sus conocimientos de manejo de suelos y perforación, así como usó su tecnología, mucho de ella inventada por él mismo. Se internó en el hundimiento, con alto riesgo de perder la vida, e hizo un análisis del lugar.

Con certeza científica indicó el lugar exacto en donde debían excavar las autoridades para encontrar los cuerpos. Su análisis fue exacto, ya que en tan sólo dos horas logró descifrar y ubicar el lugar en donde estaban las víctimas. Olga Emilia Choz Ulin, de 38 años, y  Hellen Michelle Mejía de Choz, de 14 años, se encontraban a 30 metros de profundidad. Madre e hija murieron soterradas al hundirse, de manera repentina, el vehículo en el que iban. Literalmente se las tragó la tierra.

El 18 de febrero de este año, seis meses después de estos tristes hechos, Mynor, el Petenero, junto a Patricia, viajó a San Cristóbal Totonicapán, a la aldea Papachaj. Junto a su esposa, así como su pequeño hijo, decidieron ir a buscar a los familiares de Olga Emilia y Hellen Michelle,

Mynor, El Petenero, mensiono: “Luego de que localicé a la señora y a la jovencita que fallecieron en el hundimiento, no había podido darles el pésame, y también darles detalles de cómo murieron”, dijo Mynor, el Petenero.

“Gracias por recibirme en su casa. Les puedo asegurar que sus familiares no sufrieron, que su muerte fue instantánea. Tengan paz en su corazón. Ellas ya están con Dios”, agregó.

Asimismo, Mynor, el Petenero, les informó que no cobró por el trabajo que realizó, sino que su único impulso era ayudar a quienes lo necesitaban.

Santos Choz, el padre y abuelo de las fallecidas , se conmovió al conocer en persona, quien  encontró los cadáveres de las féminas.

“Agradezco de todo corazón su ayuda y que vino desde tan lejos a buscarnos. Dios lo bendiga, de no ser por usted no tendríamos en dónde poner nuestras flores, en donde ir a rezar por el descanso del alma de mi hija y mi nieta”, dijo.

También Catalina de Choz, así como Víctor y Rufina, madre, tío y tía de las fallecidas agradecieron el gesto de Mynor, el Petenero.

Todos se trasladaron al Cementerio Se hincan a la par de las tumbas y Santos dice unas oraciones en su maternal Quiché. Es evidente que los tristes recuerdos emergen en esta escena sórdida en medio de un cementerio, que une a dos familias que se encuentran producto de una tragedia y de un acto heroico a la vez.

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