Según una investigación del famoso periodista Seymour Hersh, ganador del Premio Pulitzer, las explosiones que dañaron el gasoducto ruso Nord Stream 1 y dejaron fuera de servicio al Nord Stream 2 fueron provocadas por la CIA estadounidense en una operación sin precedentes ordenada por la Casa Blanca de Biden.
La destrucción de estos gasoductos por acción de Estados Unidos tienen un enorme impacto geopolítico. Cuando fueron construidos en 2011, el gobierno de Barack Obama fue una parte activa en las negociaciones para que Alemania, Francia y Holanda obtengan gas barato desde Rusia