El año 2022 ha terminado y con este 1 de enero de 2023 aparece un nuevo año que marcará sin duda en mucho la vida de toda nuestra nación. Al hacer un recuento de lo que ha sucedido durante el año recién pasado no nos queda más que un mal sabor de boca al ver que la situación política y social en Guatemala lejos de mejorar ha empeorado en muchos aspectos. Ciertamente, cada año nuevo es un año de propósitos, buenos deseos y proyectos que cada persona en lo individual y grupos de personas en lo colectivo hacemos, deseando que se nos permita lograr estas metas que van siempre en el sentido de mejorar, lograr una mejor calidad de vida, avanzar en proyectos que tenemos y, sin duda alguna conservar las pocas buenas cosas que podemos disfrutar en este país.
A la luz de lo que hemos visto, especialmente en los últimos tres años de las actuales autoridades en realidad no sabemos lo que nos depara el futuro. Hemos estado bajo un gobernante que tomó posesión el 14 de Enero de 2020, no pintó nunca como el mejor candidato para dirigir el país por muchas razones: su experiencia en la administración pública era de Director del Sistema Penitenciario del que salió acusado de delitos. Posteriormente a ello, pasó inadvertido en tres sucesivas elecciones y en la ultima elección saltó del quinto puesto de preferencia del electorado al segundo lugar, no porque repuntara su popularidad, sino porque le hicieron el gran favor de eliminarle mediante argucias legales los candidatos que le antecedieron por lo que disputando la elección con la señora Torres, eterna perdedora, logró la elección. En poco tiempo de su gobierno vino la pandemia del COVID y con ello la oportunidad de oro para hacerse de los recursos públicos a manos llenas. Establecido el estado de calamidad, la creación de fondos opacos en dónde se dispusieron miles de millones de quetzales que, al día de hoy no se sabe a ciencia cierta a dónde fueron a parar, además del opaco negocio de las famosas vacunas rusas, que cuya investigación es una materia pendiente del Ministerio Público y que tan opaco que fue ese negocio que, para que no existiera mayor investigación llevó al señor Giammattei a inclinarse en apoyar a Ucrania haciendo tensas las relaciones con Rusia porque los negocios no solo son de vacunas sino hay algo más. Visto cómo se ha conducido este gobernante no cabe duda que el país ha retrocedido enormemente, hizo shopping en el Congreso desde el inicio de su gestión y el partido que lo llevó al poder Vamos resultó con la Junta Directiva debido al voto de un grupo de diputados que se vendieron al mejor postor, así inició el control del Congreso de la República, luego siguió con el poder judicial, al mantener una desidia en elegir Magistrados de Corte Suprema y Corte de Apelaciones para continuar haciéndoles el favor a los actuales funcionarios judiciales a cambio de los favores que necesitó y va a seguir necesitando. Con la compra de voluntades en el Poder Legislativo, obtuvo el control de otras instituciones tanto así que hasta en el deporte llegó los tentáculos de su ambición, pero esto en realidad es de un grupo corrupto por otro que ha estado años haciendo del deporte su empresa personal y fuente de ganancias deshonestas.
Al final, ¿Qué nos espera para este próximo año 2023? ¿Cuáles son las expectativas? No siempre es bueno ser pesimista al inicio de cada año, pero a veces debemos de ser realistas a lo que nos puede acontecer. En Guatemala, no podemos esperar que un gobierno que ha sido opaco durante sus primeros tres años de gobierno, sea trasparente en su ultimo año, naturalmente la opacidad es un sello característico de este gobernante. No podemos esperar que un Congreso de la República, en dónde muchos diputados han servido de cómplices al gobernante comprometiendo sus ideales a cambio de la venta de sus decisiones en el parlamento, pueda hacer algo más por la población, ya que el poder legislativo no ha legislado para el pueblo, teniendo mayoría para poder pasar leyes de beneficio popular únicamente vota por lo que le conviene al grupo que gobierna, sin considerar los problemas nacionales urgentes; así legislaron aprobando presupuestos sin criterio técnico, o la corrupta Ley de Infraestructura Estratégica, que no fue sino la forma en que se va a financiar sendas campañas electorales, esto sin dejar todo lo relacionado a la elección del actual Contralor General de Cuentas y otros funcionarios. Tampoco podemos esperar mucho de la actual Magistratura de la Corte de Constitucionalidad que ya empezó a mostrar hacia dónde se dirige y que el próximo año va a ser fundamental en sus decisiones, pero pareciera ser que seguirá los designios de los grupos de poder, cuyas decisiones ojalá que no empañen ni entorpezcan el proceso electoral tomando decisiones que podrían poner en peligro la democracia ya que, como se puede ver, su afinidad a ciertos grupos es por demás evidente. Asimismo no podemos esperar mucho de un Tribunal Supremo Electoral, cuya parcialidad ya se hizo evidente: sanciona a algunos con no inscribirlos a la contienda electoral por campaña anticipada, en tanto que a los que se promueven por el partido oficial, advierte al partido pero no a las personas que participan activamente en esas actividades; además de ello retarda la inscripción de un partido de la oposición y, a poco menos de 8 meses de la contienda electoral decide realizar compras, queriendo cambiar el software y otras cosas cuando tuvo 3 años para hacerlo sin problemas. Además este Tribunal Supremo Electoral se ha caracterizado por favorecer a la señora Torres, proteger a ciertos grupos y partidos y, en el caso de la UCN lo canceló porque era muy evidente su relación con el narcotráfico, esto sin contar con un reglamento que exigía que los funcionarios públicos ministros y alcaldes especialmente a renunciar con anticipación a la convocatoria a elecciones. Pero sucede lo inesperado, que la estrategia del actual gobernante es facilitar los fondos para las grandes campañas a los Alcaldes de la Republica y, siendo que estos debían renunciar, de la noche a la mañana y de un plumazo el Honorable Tribunal Supremo Electoral, decide dar marcha atrás porque con esto, le desbarataba la estrategia eleccionaria del señor Giammattei “el papá de los 343 hijos» que, según dice, son los alcaldes a quienes a través de los consejos de desarrollo les dará dinero para “obras” y con ello el financiamiento de sus campañas. Así las cosas, no podemos esperar que este Tribunal “garante de la pureza del proceso electoral” salga como un paladín a defender el proceso y seguramente nos saldrán muchas sorpresas en el próximo año.
Podemos seguir mencionando instituciones y sus expectativas, sin cansarnos o asquearnos de tanta corrupción. Tenemos una Corte Suprema de Justicia y Corte de Apelaciones ilegítima que literalmente usurpa el poder y que abusivamente se recetan aumentos de salarios a manos llenas, sin considerar siquiera que por su ilegitimidad ni deberían de disponer de los fondos que tiene el poder judicial, especialmente porque cuando se va a los juzgados y tribunales del interior del país se notan carestías enormes de recursos, esto sin considerar sus resoluciones complacientes para unos y ni siquiera quisiera ver lo que pasará el próximo año en pleno proceso electoral. De allí podemos mencionar un Ministerio Público operante que esta al servicio de unos y su persecución penal no es objetiva en ninguna de las formas, una Contraloría General de Cuentas que no ofrece ninguna garantía de fiscalizar el uso correcto de los fondos públicos. Ni siquiera se puede pensar en un Procurador de Derechos Humanos congruente con la garantía de estos derechos para la población y que, al parecer le copió el método al Vicepresidente del país ya que es ausente en casi todo lo que ocurre en el país, no emite comunicados congruentes con su cargo y literalmente no se le ve.
Así las cosas, que puede esperar el guatemalteco de a pie, el ciudadano común y corriente que vive en este país que sale a trabajar, si acaso tiene trabajo, y le ruega a Dios regresar a su casa con bien. El joven guatemalteco que con esfuerzo acaba de terminar el bachillerato o alguna carrera de nivel medio y que sabe sin duda que no podrá ingresar a la Universidad de San Carlos porque con las famosas pruebas que hacen para el ingreso ya nadie puede estudiar a “la universidad del pueblo” que monopoliza la educación universitaria pública y que no se da abasto para atender a la población estudiantil del país que debe superar una serie de pruebas que solo han fomentado la corrupción, porque si se tiene “cuello” con el decano o miembro de alguna junta directiva de la facultad, ni necesita esas pruebas para estudiar y de obtener un trabajo digno ni digamos no existen muchas posibilidades y por ello muchos buscan emigrar que seguir viviendo en este país. En Guatemala, las expectativas para muchos guatemaltecos son nulas, no existen. Nos robaron los sueños, nos robaron los proyectos, nos robaron los buenos propósitos, nos robaron los anhelos, nos robaron los deseos, nos robaron nuestro país. ¿Qué han dejado? Nada.
